martes, 22 de septiembre de 2009

NOS FALTAN EL RESPETO

(Lo permitimos)
Los que dicen representarnos, nos faltan el respeto.
A los ciudadanos que los mantenemos con nuestros impuestos, nos faltan el respeto.
Los elegimos y los contratamos por un tiempo determinado, para que hagan un trabajo determinado.
Lo que hacen, y lo hacen muy bien, es faltarnos el respeto.
Un día si, y el otro también.
Nos faltan el respeto.
Le faltan el respeto a la Constitución Nacional, a la República, a la democracia, al estado de derecho, a la seguridad jurídica, al derecho de propiedad, a los derechos adquiridos, a las prioridades.
Le faltan el respeto a la libertad.
Nos faltan el respeto cuando demonizan la soja - "ese yuyito que crece a la vera de los caminos"- que puede paliar el hambre del planeta.
Al mismo tiempo, nos faltan el respeto cuando permiten plantar marihuana en el balcón o en el patio de la casa, con las bendiciones de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Nos faltan el respeto cuando no disponen de los $48 millones que Argentina le debe a la Organización Mundial de la Salud (no se paga desde el 2001) y el país queda fuera del paraguas de la OMS.
Al mismo tiempo le entregan $185 millones a Julio Grondona para el fútbol televisado.
Nos faltan el respeto reiteradamente, con deleite, con precisión de cirujanos; se regodean faltándonos el respeto.
El 28/6/09, la voluntad popular le dijo que no al oficialismo y a sus prácticas (7 de cada 10 ciudadanos).
No se han dado por enterados.
Siguen igual.
No, siguen peor.
Nos faltan el respeto aquellos a los que votamos para que nos defiendan de los que están en el poder.
Los vencedores tampoco se han enterado del resultado, o no saben qué hacer con el triunfo, o no saben cómo enfrentarse con el poder establecido.
Nos faltan el respeto, todos. El oficialismo con sus guerras prefabricadas, ajenas a las mayorías, pero sin las cuales el poder no se sostiene.
Ha hecho de la confrontación unas de las formas de gobierno.
La otra es anunciar.
Lo que se anuncia se realiza.
En la imaginación del que lo anuncia.
Nos faltan el respeto los opositores que votaron una ley de radiodifusión hecha a medida por y para el gobierno y en contra de Clarín.
Y no importa si lo hicieron por necesidades económicas de sus gobernadores, o por bronca, en este caso hacia Clarín, o por miedo a Kirchner, o por las razones que fueran.
Los diputados socialistas, los diputados del SI, los de la izquierda, los de Das Neves (¡tan opositor de palabra!), los que votaron esta pésima ley de radiodifusión, que claramente está en contra de la libertad de prensa, nos han faltado el respeto.
Este proyecto de ley divide a los medios para concentrar el poder del gobierno sobre los mismos.
Y no importan las razones que invoquen los que la votaron: votaron en contra de la libertad de expresión.
Si a eso se le agrega que varios diputados de los partidos opositores alegan que los mecanismos de la votación incumplieron con las reglas y formas de la cámara baja, la media sanción de la ley, debería ser anulada.
Si además se le suma que diputados de los partidos opositores sostienen que, los "aliados" del gobierno que votaron la ley, fueron engañados por el oficialismo, ya que en 3 artículos creyeron votar algo que no era lo que votaron, la ley debería ser anulada.
Pero, en Argentina siempre hay un pero cuando de hacer justicia se trata, todas las denuncias son sólo mediáticas.
Ninguna de ellas, por lo menos hasta ahora, ha sido elevada al poder judicial.
El gobierno cree que anunciar es gobernar y la oposición cree que las denuncias se hacen en los medios y no ante la justicia.
Todos nos faltan el respeto.
En el 2007, cuando las elecciones presidenciales, los partidos de la oposición gritaron ante los medios que se había hecho fraude, en particular en el conurbano bonaerense.
Pero ningún partido llevó la denuncia ante un juzgado.
La denuncia mediática es fácil; en tribunales hay que aportar pruebas, y eso ya no es tan simple como hablar delante de un micrófono, o de una cámara.
Nos faltan el respeto, todos nos faltan el respeto.
Los de un lado y los del otro.
Los opositores no nos defienden lo suficiente.
El gobierno y sus aliados nos coartan las libertades, nos achican las posibilidades de crecimiento, nos atrasan con respecto al resto de los países, nos empobrecen y nos enferman.
Lo permitimos.
Los argentinos permitimos que nos falten el respeto.
Mansamente.
Blandamente.
Desidiosamente.
Perezosamente.
Miramos, comentamos, nos escandalizamos de palabra, y volvemos a nuestras vidas, como si el país que habitamos fuera el de los otros.
Turistas en nuestra patria.
En las relaciones humanas, y la política es una de ellas, nunca nos sucede nada que no permitamos que nos suceda.
Nos preguntamos una y otra vez por qué Argentina tiene los problemas que tiene y no debiera tener.
¿Por qué a los países vecinos les va tan bien en tantos aspectos, y crecen, y son respetados, y son considerados países serios (sin declamarlo en propagandas electorales)?
Además, los hacemos depositarios de nuestros ahorros.
Nunca encontramos la respuesta.
Y la respuesta somos nosotros.
Nosotros que permitimos que nos pase lo que nos pasa.
Nosotros que tenemos la educación que ha involucionado más en el planeta, en los últimos 15 años.
Nosotros que exportamos como en los 60.
Nosotros que ya somos fabricantes de droga.
Nosotros que tenemos más pobreza que en los 70.
Nosotros que hemos vuelto a tener enfermedades que habían desaparecido.
Nosotros que nos vamos a quedar sin carne, ni trigo, ni leche.
Nosotros que hacemos caminar el almanaque hacia atrás.
Nosotros que hablamos de corrupción y no hacemos nada al respecto.
Nosotros que celebramos la ruptura de contratos internacionales (el default), o nacionales (el fútbol televisado) y aplaudimos el corte de puentes con el Uruguay.
Nosotros.
El gobierno está compuesto por argentinos como nosotros.
La oposición, también.
El problema somos nosotros.
Permitimos todo.
Damos licencia para todo.
Consentimos, autorizamos, toleramos.
Mansos y tranquilos, como el "Viejo" de Piero.
El momento es ahora.
Tenemos que reaccionar.
Tenemos que hacer algo.
Tenemos que conocer nuestros derechos.
Tenemos que interiorizarnos sobre las obligaciones de aquellos que deben representar a las mayorías y a las minorías.
Si nos respetamos, nos tendrán que respetar.
¡Basta de permitir!
La Constitución Nacional tiene soluciones para todos los problemas del país.
El juicio político es una de ellas.