miércoles, 11 de noviembre de 2009

MEJOR REIR, QUE LLORAR NO PUEDO

Interrogantes: Siguiendo el efecto Obama, Argentina tendrá su primer presidente negro?
Ya habemos un mulato, Bernardino Rivadavia…

Si algo nunca se ve colmada en este bendito país es nuestra capacidad de asombro, además de nuestra paciencia…

“Sobre que éramos muchos, parió la abuela”. Dicho popular.
El presidente que nos faltaba

Insólitamente Luis D’Elía ha declarado que le gustaría ser presidente de la Nación.

Dijo: “Mucha gente me lo dice, no descarto nada”.

En el mismo reportaje, el maestro y piquetero asegura que el presidente que venga después de Kirchner tiene que ser mejor que Kirchner.

Entendemos que se referirá a Cristina Fernández que es la que ejerce con plenos poderes constitucionales actualmente la presidencia de la Nación.

Si uno suma una cosa y la otra, entendemos que Luis D’Elía piensa que él podría ser un mejor presidente que Kirchner.

También le preguntaron qué es lo primero que haría si llegara a tan alto cargo.
Dijo que “lo primero que haría es una reforma constitucional profunda.

Esta Constitución no sirve absolutamente para nada”.

No aclaró cuál sería la dirección de las modificaciones que propondría.

Porque, por lo que nosotros sabemos, sin ser constitucionalistas, no es una atribución presidencial el modificar la Constitución Nacional, de tal modo que D’Elía tendría que conformarse apenas con realizar una propuesta y tratar de que ésta sea recogida por los parlamentarios, etc.

Probablemente propondría dar rango constitucional a una de las libertades conculcadas por la actual Carta Magna: la quema de comisarías.

O quizá intentaría que se reconozca el derecho de pegar trompadas a quienes manifiestan contra el gobierno.

En el mismo reportaje, el periodista le pregunta si piensa que la Argentina está preparada para tenerlo a él, a Luis D’Elía, como presidente de la Nación.

Sin ponerse colorado, responde:

“En este país soy un ave rara.

Una mezcla de Musetta y de Mimi, ¿no?

Por un lado me muevo cómodo en los arrabales, pero ahora estoy invitado al Ronald Reagan Center a dar una charla en Washington.

Sé que soy mejor que muchos del montón, que Cobos, que Reutemann, que Carrió, que todos esos que lo que expresan es sólo mediocridad.

Fui concejal, diputado, secretario de Estado, consejero de educación, vicepresidente del consejo provincial de educación, me senté en el sillón de Sarmiento varias veces cuando me tocaba presidir el consejo.

Me sobra paño.”

Pues bien, entonces está claro lo que debería hacer: presentarse como candidato a presidente de la Nación en 2011.

Es necesario que lo haga porque hay muchos giles en este país que piensan que D’Elía transita por algunas cornisas de la delincuencia, que tiene una visión de la política muy distante de la democracia.

Sería muy bueno que se presentara para que todos nos saquemos las dudas acerca de su verdadero nivel de representación.

Debemos confesar que, en las últimas elecciones, tuvimos la sensación que el gobierno nacional, al armar sus listas, no lo tuvo en cuenta porque lo considera un “piantavotos”, una persona que aleja y horroriza a los votantes.

Pero D’Elía piensa que esto no es así, sino que él tiene un grado de representatividad entre la población que le hacen pensar que puede llegar a ser presidente de los argentinos.

Que le “sobra paño” para eso.

Es muy difícil juzgar a quién le sobra y a quién le falta “paño” para gobernar.

Se trata de apreciaciones muy subjetivas en la que no lograremos nunca ponernos de acuerdo.

Por eso la ley electoral, muy sabiamente, establece un sistema un tanto más tangible: el conteo de votos.

El sistema es simple: el que saca más votos (en primera vuelta o en el ballottage) es el que gana.

Más que “paño”, valor inasible y de difícil valoración, lo que hace falta es tener votos.

No deje de presentarse, don Luis.

No nos deje con la duda de cuánta gente en la Argentina quiere que usted sea el presidente.

Eso que está tomando Luis D’Elía es muy fuerte y produce muchas alucinaciones.