Atentan contra la familia de un militar preso
La Asociación de Familiares y Amigos de los Presos Políticos de Argentina denunció así el hecho:
Desde nuestra tribuna, ya hace tiempo que venimos trabajando por construir el país de la CONCORDIA.
Desde nuestra tribuna, ya hace tiempo que venimos trabajando por construir el país de la CONCORDIA.
Veíamos con preocupación como la cultura del odio volvía a instalarse en el seno de nuestra sociedad.
La violencia iba ganando terreno en los corazones de muchos argentinos y resurgía el peligro de volver a repetir los errores del pasado.
El lunes 2 de noviembre, a las 23:30 horas, un hecho repudiable puso de manifiesto que nuestros temores no eran infundados.
Ese día, una familia que intentaba conciliar el sueño, tratando de superar los padecimientos de sentir en su propia vida el terrible desamparo de la injusticia, se vio conmocionada por tres imponentes explosiones en su hogar, que hicieron vibrar todos los artefactos de la vivienda.
En la casa, estaban presentes la esposa del Teniente Coronel Amelong y su pequeño hijo, de tan solo 10 años de edad.
Este oficial del Ejército Argentino, además de haber sufrido en los 70 el asesinato de su padre por un comando montonero, hoy padece en carne propia la persecución del terrorismo jurídico, llevando más de 4 años de privación ilegítima de la libertad, por presuntas violaciones a los derechos humanos durante la guerra contra el terrorismo.
Las explosiones fueron tres bombas de estruendo que un comando de “derechos humanos” hizo detonar en el fondo de la vivienda, después de haber ingresado clandestinamente a la misma.
Simultáneamente también fue agredida la vigilancia del barrio, resultando lastimado un custodio y su caballo.
Claro… en la lógica violenta de los humanistas, el vigilador estaba protegiendo los intereses de los “oligarcas”… era su brazo armado… y por lo tanto, los “militantes sociales” podían atacarlo sin complejos de culpas.
Ellos eran la justicia popular… como en los 70.
Según declaraciones de vecinos y de la seguridad de la zona, los aprendices de terroristas se desplazaban en un Ford Falcon, color verde agua metalizado, en el que escaparon de la zona de operaciones.
Para la familia Amelong, el padecer la barbarie terrorista no resultaba novedoso.
Aparte del asesinato de su padre en los 70, ya le habían escrachado su vivienda y en otra ocasión hasta intentaron secuestrarle a su pequeño hijo.
Con horror observamos que la lógica del terror está regresando a nuestra querida patria.
Y constituye nuestro principal anhelo que esta siembra de vientos no se transforme en una cosecha de tempestades.
Para ello tenemos que trabajar todos los argentinos… para que NUNCA MÁS la violencia política regrese a nuestro suelo.
A pesar del odio desatado, a pesar del dolor de la injusticia, nosotros seguimos apostando al futuro… y frente a la violencia sufrida levantamos nuevamente las banderas de la CONCORDIA… por nuestros hijos… por los jóvenes… por los que cayeron en esta guerra entre hermanos…
Por la Paz Social… por la Unión Nacional… por el sueño latente de una República para todos.