Pocos temas son más complicados, cuando se analiza la Política Argentina, que la llamada Cuestión Militar.
Las Fuerzas Armadas, como todas las instituciones, han atravesado diversas etapas, desde la Guerra de la Independencia hasta la actualidad pasando por las luchas civiles entre unitarios y federales, el ciclo encabezado por el General Justo José de Urquiza, la época de la Ilustración; los Gobiernos Constitucionales elegidos por Sufragio Universal a partir de la Ley Sáenz Peña; el Poder de Facto instaurado luego del Derrocamiento de Hipólito Irigoyen en 1930; el Golpe de Estado del GOU, el 04 de Junio de 1943; la época Peronista; la Revolución Libertadora; los Gobiernos Civiles posteriores; la Lucha entre Azules y Colorados tras la caída de Arturo Frondizi; la Deposición de Arturo Illia que encumbró al General Juan Carlos Onganía; el Tercer Gobierno de Juan Domingo Perón; el Proceso de Reorganización Nacional y el Retorno a la Democracia en 1983.
En cada momento existió una imagen distinta de los militares, considerados a veces como Nacionalistas y/o Peronistas, Liberales, Católicos Ultramontanos, Masones, Simpatizantes de los Alemanes, de la Escuela Francesa, de los Americanos y en algunos pocos casos de la izquierda.
Con Independencia de las Ideologías Dominantes, No existe ningún País del Mundo sin Fuerzas Armadas.
Es posible que los Militares de China comunista sean quienes verdaderamente tienen el poder y lo mismo ocurría, con otro discurso, en la España del primer franquismo.
Las Fuerzas Armadas tuvieron enorme importancia en la Unión Soviética y la mantienen en la actual Republica Federativa Rusa.
Fueron un factor importante en la Italia fascista y en la post-fascista, son en todos los terrenos significativas en la primera potencia mundial, los Estados Unidos de América, tanto con Gobiernos Republicanos como con autoridades Demócratas.
Tienen fuerte significación en Cuba, pese a las visiones bucólicas generadas sobre la Isla.
En Venezuela, con el apoyo de gran parte de la izquierda Argentina, es Presidente un Militar Golpista, el Coronel Hugo Chávez.
Es evidente que, como en todos los grupos humanos, los Militares pasaron por momentos brillantes y otros opacos.
La politización de los Oficiales en la Argentina fue sumamente negativa, pese al olvidado apoyo inicial de la mayoría de los ciudadanos, y el Proceso ha contribuido a generar fuertes corrientes de rechazo en la opinión pública.
Hace 25 años que se ha restablecido la Constitución Nacional y Sectores del Gobierno siguen observando con aparente temor y con Rencor a los Militares por Violaciones a los Derechos Humanos, que fueron ciertas aunque son discutibles las cifras de victimas.
Sin embargo, resulta curioso observar que el Poder Militar tuvo un apoyo casi unánime en el peor momento de la represión y que se le recordaron sus graves pecados luego de la Derrota en las Islas Malvinas.
El Gobierno se Empeñó en Difundir la Imagen de Militares Represivos y Sanguinarios sin recordar que el Conjunto del Peronismo nació con el Golpe Militar del 04 de Junio de 1943, que su líder fue el General Juan Domingo Perón, quien Profundizó la Represión a la Guerrilla ("haré tronar el escarmiento") que se remontaba al fugaz Presidente Interino Peronista Italo Argentino Luder.
En estos días, los Militares de China comunistas realizan en Xinjiang una fuerte represión que en pocas horas llegó a unos 200 muertos y miles de detenidos.
Nadie le dio a ese y otros episodios la importancia que se ha otorgado a la crisis de Honduras.
El gobierno de Kirchner, muchos de cuyos integrantes apoyaron o auspiciaron diversos golpes de Estado, como los derrocamientos de Arturo Frondizi y Arturo Illia, hizo una Bandera del Castigo a la Represión Militar durante el Proceso.
Los Oficiales Actuales no tienen ninguna relación con aquellos de esos tiempos y mantienen un perfil bajo, aunque sin duda los abusos y horrores cometidos durante el lapso 1976-1983 impiden todavía una plena comunicación con la sociedad civil.
El gobierno parece querer atemperar una situación que fue tensa y el discurso de la presidente Cristina Kirchner con motivo del 09 de Julio buscó suavizar las suspicacias recíprocas elogiando las Actividades Militares en el terreno de industrias vinculas a la Defensa.
Quizás fue un error haber introducido en ese mensaje el tema de los créditos, cuestión que recuerda hechos parecidos del pasado.
La Jefa de Estado trató de mostrar un cierto nivel conciliatorio.
La discusión se abre en torno al papel que corresponde cumplir a las Fuerzas Armadas.
Cristina Kirchner consideró que la justificación de la presencia militar estaba radicada en hechos que no son militares sino en forma auxiliar.
El aluminio, a cuya producción aludió, se produce para ser utilizado, entre otros, con fines castrenses pero el fundamento esencial del hecho militar no es la producción de aluminio sino la Defensa Nacional.
Se puede decir que no está a la vista la posibilidad de una Guerra que necesite de un país con Fuerzas Armadas eficientes, pero todo el mundo considera que la prevención, como en medicina, contribuye a evitar la guerra.
No es impensable un giro en las relaciones con otros Estados y la historia toma caminos inesperados.
Nadie podía suponer que en la Venezuela socialdemócrata y socialcristiana que había tenido grandes y prestigiosos presidentes civiles surgiera un presidente militar, con dos golpes de Estado en su pasado, un hombre que sustenta todo su discurso político en el enfrentamiento con los Estados Unidos, cualquiera sea la política de ese País.
Identificarse con los prejuicios es la actitud más conservadora posible.
Nadie imaginaba que Venezuela se constituyera en la estructura actual y los países tienen actitudes ideológicas o mediáticas cambiantes.
La historia no puede explicarse como sí los países o las instituciones fueran virus mutantes.
La Rusia zarista fue luego la Rusia comunista.
Además hay inesperado giros de intereses que enfrentan de la noche a la mañana a los grupos humanos.
Existe una tendencia actual, del todo optimista, según la cual el tiempo de las guerras ha desaparecido pero ningún gobierno cree en serio en la imposibilidad de nuevos enfrentamientos.
Y como en los litigios de cualquier sociedad, incluyendo a la familia, éstos no son siempre lógicos.
Los conflictos desaparecerían solo si brotara la unanimidad.
Las guerras son esencialmente injustas pero al mismo tiempo su posibilidad es hasta ahora cierta.
Atilio Rensi anota que las guerras suelen ocurrir por voluntad de pocas personas en uno y otro bando aunque una vez desatadas promueven intensos mecanismos emocionales y racionales.
En las conflagraciones, internas o externas, siempre se castiga a individuos inocentes.
En el caso de bombardeos, ocupaciones militares o bloqueos económicos, se lastima inclusive a quienes no quisieron la lucha o consideran que los suyos eran injustos.
En un ataque mueren pacifistas, partidarios del otro bando y chicos recién nacidos.
Con un bloqueo se perjudica también a quienes todavía no nacieron.
En realidad se golpea a nombres: japonés o americano, derechista o izquierdista, blanco o negro.
El castigo no es racional pero sin su posibilidad el mundo entero se transformaría en una tormenta de agresiones basadas en la certeza de la impunidad.
La Guerra hace pagar a los inocentes por daños que no han cometido pero al mismo tiempo ese absurdo es una razón para que se traten de evitar o detener las operaciones bélicas.
"Si vis pacem para bellum".
Los militares no pueden dedicarse a gobernar pero tampoco a ser meros productores industriales.