Más allá de la muerte... Nunca entendí bien el tema de seguir viviendo después que el reloj marque ese instante en que transitamos de este mundo a otro.
La compleja experiencia aprovechada de distintas maneras según diversas creencias llena de confusión a muchos mortales.
De cualquier forma el asunto que hoy me lleva no a tratar de explicar sino a exaltar, es tal vez más simple.
No es la compleja discusión del alma en el Purgatorio o en el Paraíso, sino la presencia tangible del hombre que ya no está pero habita entre nosotros los vivos.
Es mucho más que un recuerdo porque es una presencia sin cuerpo que casi podemos tocar.
Este es el caso de un hombre que al igual que Cristo padeció tormento y fue muerto sin que negara su escencia.
Asesinado por el odio humano y las ansias de poder de quienes no comprendieron que al quitarle la vida lo inmortalizaban.
Así Argentino del Valle Larrabure muriendo vencía la muerte.
Tal vez su convicción de patriota y su fe en Dios marcó su destino.
Tantos años han pasado desde su cruel calvario que el horror no ha perdido vigencia.
Hoy en que la oscuridad reina sobre nuestra amada Argentina y que la República extraviada camina sin sentido, la antorcha encendida de Larrabure nos ilumina el camino.
No es una sensación intangible, es la presencia real de un hombre que se transforma en guía de una nación.
Derrotando a la muerte y a sus asesinos resurge de la historia olvidada para señalar el camino perdido.
Allí donde la Justicia ha perdido su reinado, en el corazón de los tribunales donde el derecho avergonzado y violado no se atreve a ser verdad, Larrabure camina altivo y victorioso.
Más allá de la muerte...
¡LARRABURE VIVE!