Mientras la Argentina se debate en la indefensión que provoca grandes interrogantes estratégicos sobre el destino final de esta situación que se desenvuelve en un convulso y cambiante escenario, el gobierno de Cristina Fernández acentúa su ataque y agravios contra la las Fuerzas Armadas lo que genera grandes interrogantes que van más allá del factor ideológica que determina los actos.
Más aún, el contenido psicológico que contienen las medidas adoptadas por el kirchnerismo, profundiza el interrogante acerca de cómo se saldrá de esta gravísima situación que es observada atentamente desde el exterior.
Una de las últimas demostraciones de estos ataques y agravios se relaciona con un ejemplo casi tomado al azar, del caso de un oficial superior destacado por sus cualidades y trayectoria, que determinó su designación en un destino relevante.
Sin embargo, poco antes de asumir el cargo cuya designación había sido anunciada a través de los medios normales utilizados por la Fuerza a la que pertenece, quien ocupa el puesto de Jefe de Estado Mayor lo convocó a su despacho para señalarle que por disposición del ministerio de Defensa debía designarlo en otro destino.
Como corresponde, el oficial superior pidió explicaciones acerca de esta insólita medida y recibió como respuesta que se basaba en su "entorno familiar" que era objetado seriamente por las autoridades gubernamentales.
Obviamente interesado en una respuesta más explícita, recibió la explicación de que las objeciones relacionadas con su entorno familiar obedecían al hecho de que su hija e hijo vestían hábitos, es decir, que respectivamente eran una monja y un sacerdote de la Iglesia Católica, circunstancia que era inadmisible para las autoridades políticas y en particular para la ministro del ramo, es decir Nilda Garré y el alcohólico secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde.
Obviamente, abundar en otras explicaciones que adicionaban a esta exigencia de modificación de destino a las recomendaciones de Horacio Verbitsky, era innecesario habida cuenta del registro que existe de sus presiones y el papel que juega en estos menesteres.
Como el jefe cuestionado de la sucinta manera que dejamos relatada es un hombre de honor, solicitó de inmediato su retiro y no aceptó ninguna otra alternativa, actitud que sin duda debió -y debe- ser evaluada por sus superiores y subalternos.
Lo que dejamos relatado es nada más que una muestra de lo que ocurre y forma parte de un proceso de degradación que parece interminable, con una sucesión de juicios anticonstitucionales y la ejecución de hechos culturales orientados a la tergiversación histórica y la consecuente influencia que se busca concretar en la mente de las jóvenes generaciones de argentinos.
Otro suceso igualmente insólito consistió en el pedido de antecedentes y fotografías de oficiales y suboficiales que participaron de la Guerra Antirrevolucionaria, requerimiento disfrazado como una inquietud administrativa ajena al verdadero objetivo buscado.
Esta vez le tocó a la Armada Argentina en la persona de su Jefe de Estado Mayor, almirante Jorge Omar Godoy, quien el 15 de diciembre último contestó a la ministro de Defensa Nilda Garré, que "con relación a la nota MD n° 32.854/08
- DDHH n° 14140/08 del 5 de noviembre próximo pasado, emitida en el marco de la Causa n° 14.2127/03 caratulada "ESMA/sobre delito de acción pública", que se tramita por el juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Criminal Federal n° 123, Secretaría n° 23", remito "una nómina de personal de oficiales (71 folios) y una nómina de suboficiales (279 folios) que se encontraban en actividad entre los años 1976 y 1983 inclusive y que a la fecha se encuentran en situación de retiro o baja.
"Asimismo -continúa la respuesta del almirante Godoy- corresponde señalar que se continúa con las tareas de búsqueda y en la medida que se constaten nuevos datos, serán INMEDIATAMENTE informados".
Se ignora si el almirante Godoy otros oficiales superiores de la Armada nacional, se incluyeron en dicha nómina.
Lo más interesante que las fotografías remitidas merecieron una respuesta en el sentido de las que necesitaba el gobierno eran aquellas que mostraban a los oficiales y suboficiales treinta años atrás, claro indicio de las acciones persecutorias que están en marcha.
Carlos Manuel Acuña