jueves, 4 de septiembre de 2008

ALEGATO COMPLETO DEL GENERAL ANTONIO DOMINGO BUSSI


que por razones de salud no pudo terminar de leer.

El jueves 28 de agosto, los Generales Antonio Domingo Bussi y Luciano Benjamín Menéndez tuvieron la oportunidad de hablar y leer sus alegatos antes de escuchar la sentencia del Tribunal Oral Penal Federal en Tucumán que finalmente los condenó a cadena perpetua.

Menéndez habló con fuerza y sin titubeos impactando a todos.

Su discurso fue publicado completo en “Periodismo de Verdad”. Bussi en tanto no pudo leer la totalidad del alegato que había preparado durante días y noches.

Su precario estado de salud, la falta de oxígeno y en especial la severa depresión que sufre le jugaron ese día una mala pasada al General que gobernó a los tucumanos.
Bussi se mostró ante todos debilitado en sus fuerzas, no así en sus convicciones.

Ambos Generales dejaron en claro que en Argentina se libró una guerra, que en Tucumán estuvo el centro de operaciones y que las FFAA, cumpliendo órdenes de la entonces Presidenta de la Nación María Estela Martínez de Perón, actuaron en el campo de batalla.

CAUSA: G. VARGAS AIGNASSE s/desaparición

“ALEGATO” de Antonio D. Bussi

Señores. Jueces:

Estamos cerrando el último capítulo de la historia tucumana de la década del 70.

Ustedes serán –Honorable Tribunal- los protagonistas principalísimos de un fallo –cualquiera sea su SENTENCIA- que pasará a la posteridad, signando un antes y un después en la vida política tucumana.

Usted también Sr. Fiscal tendrá su “espacio” en la historia que comenzará a escribirse, con posterioridad inmediata a este juicio histórico, donde no tendrán cabida sus falsas incriminaciones -sin fundamento jurídico alguno- avaladas por delincuentes comunes manifiestamente asesorados, sino por su pretendido “vedetismo” publicitario y su transfiguración pública, develando públicamente -usted mismo- un secreto “a voces”, rogando ayer asiduamente en mi propia sede partidaria, negociar mis electores en el Colegio Electoral de 1987, en su beneficio personal y la de su jefe político, a cambio de cargos públicos, y acusándome hoy de los delitos más atroces que, más que una acusación, me da derecho a pensar producto de una venganza, incompatible con su carácter de Fiscal de la República.

Usted ha cambiado Sr. Fiscal, de “pedigüeño a vengativo” yo NO, sigo siendo el Bussi de toda mi vida –con sus más y sus menos- así fui conocido y reconocido por la inmensa mayoría de los tucumanos.

Finalmente, mi protagonismo en los hechos enjuiciados donde, sin duda alguna, aflorarán imperfecciones propias de mi naturaleza humana pero si, la consideración y el respeto de mis conciudadanos tucumanos en mi doble condición de soldado y gobernante, sobradamente demostradas en multitudinarias expresiones y por el voto popular.

Para esa historia no escrita pero vivida están orientadas las presentes palabras, condicionado y limitado por mis dolencias físicas y psíquicas que no me permiten librar éste “último combate” con la plenitud de mis fuerzas.

II. DESARROLLO
Sr(s) JUECES:

He servido al País, a través del Ejército y de la Política, durante más de sesenta años.

Mi “foja de servicios” es ilustrativa sobre mi trayectoria militar y pública.

Tuve la oportunidad de instruir y educar a generaciones de argentinos, incluyendo a mi propia “clase”, en el amor a la Patria y en la defensa de sus instituciones, exclusivamente.

En mi vida militar tuve oportunidad de estudiar, investigar y enseñar el fenómeno de los “conflictos ideológicos”, que transcurrieron y transcurren en el Mundo y en la Región, y de presenciar –en Vietnam- una de las mayores confrontaciones armadas en ambiente subversivo, y ver derrotar a los ejércitos de la democracia mas poderosa de la tierra, vencedores en todos los combates, por no comprender y dar respuesta a los problemas de la gente, a quienes pretendían defender (derrumbamiento del frente interno).

La experiencia adquirida me permitió comprender este horroroso fenómeno de la guerra, para enfrentar al flagelo de la subversión en el “epicentro” mismo del accionar subversivo nacional (Tucumán), acompañado y apoyado por la inmensa mayoría del pueblo tucumano -“objetivo inicial” y víctima de la agresión apátrida- que vio y sufrió, en vivo y en directo, más que ningún otro argentino, el temor y el terror; la seguridad de sus vidas; y la pérdida de sus patrimonios; convirtiéndose -de hecho- en el factor determinante de la victoria político- militar de mi gestión.

Los TUCUMANOS DE LA DECADA DEL 70, son testigos insobornables de la GUERRA que vivió Tucumán y de la conducta de sus FFAA; muy pocos pueden negar hoy este “hecho” y de los miedos y horrores que producían las “bandas de delincuentes terroristas” que asolaban la Provincia, con su secuela de muertos, desaparecidos, secuestrados, atentados, etc.

El “fusilamiento” de la familia del Cap. Viola, a metros del actual domicilio del Sr. Fiscal de ésta causa -que niega enfáticamente la guerra- fue la “carta de presentación del ERP”, declarando abiertas las hostilidades contra la sociedad tucumana y sus instituciones, con proyección nacional -por similitud a Montoneros, con el secuestro y asesinato del Grl. Aramburu-.

Las mujeres y hombres de cuarenta años y menores fueron sometidos a escuchar permanentemente una sola campana y ver a la Patria a través de un retrovisor.

Los padres no contaron a sus hijos y éstos no preguntaron a sus progenitores lo realmente acontecido en la década del 70; unos y otros, comprometidos con sus propias problemáticas, intentando sobrevivir en la Argentina de las crisis permanentes que no garantiza futuro cierto a la mayoría de sus habitantes y, en particular, A LA JUVENTUD.
Las nuevas generaciones tienen un conocimiento distorsionado de la guerra sufrida por sus mayores, por no haber vivido la agresión, sometidas a tremendas campañas de acción psicológica, de que fueron y son objeto permanente, en todos los medios de comunicación y en todos los ámbitos, con particular énfasis en el educativo.

Estas campañas fueron elaboradas y llevadas a cabo por el erpiano y fundador del “ejército revolucionario del pueblo” (ERP) Luis Eduardo Duhalde, con la complicidad de delincuentes terroristas liberados; funcionarios expulsados de sus instituciones por inconducta e inmoralidad; etc.

También se incorporaron -a estas campañas psicológicas- como nuevos denunciantes, los familiares de los muertos en combate que no denunciaron, en su oportunidad, la ausencia de los suyos, por desconocimiento o miedo y hoy se presentan, sin pruebas ni testigos valederos en procura de indemnizaciones.

Corresponde señalar que solo el Tte. Gral. Alzogaray fue la excepción de una regla generalizada de no denunciar los muertos en combate; poco después de la muerte de su hijo reclamó su cadáver.

Veinte años después su hermano reconoció que el mismo había muerto en combate, luciendo el uniforme de “oficial montonero” y con el fusil en la mano.

Finalmente, fueron parte importantísima y eje de esas campañas psicológicas, los subversivos muertos en combate y los individuos comprometidos con el accionar subversivo, incorporados a las bandas de delincuentes terroristas – voluntaria o compulsivamente; con conocimiento o desconocimiento de familiares y amigos – para cubrir sus fajas de combate (“pasaje a la clandestinidad”), denunciándolos como desaparecidos, secuestrados, etc. imputando su autoría a las FFAA, mediante intensas campañas de acción psicológica; la “industria de las indemnizaciones” implementada por el ex Pte. Alfonsín, alentando y financiando la formulación de falsas denuncias; y la de letrados patrocinantes, inescrupulosos profesionales que se beneficiaron con cuantiosos honorarios provenientes de compensaciones reconocidas a sus representados.

No me sorprende la “supuesta falta de información” de algunos funcionarios llamados a administrar justicia, sobre el horroroso drama de la guerra subversiva que vivió Tucumán y sus consecuencias.

Otros no llegaron a comprender el fenómeno de los conflictos ideológicos, menos aún hoy como producto de las campañas de acción psicológica, con apoyo oficial; algunos por ignorancia supina, otros por intereses personales o identificación ideológica; cabe preguntar con cual de estas categorías se identifica el Sr. Fiscal.

Necesito creer que fue su ignorancia sobre el fenómeno de la guerra lo que lo llevo a confundir instalaciones militares de uso internacional, tales como lugares de reunión de detenidos con campos de concentración, sin descartar la posibilidad de una revancha por mi negativa de facilitarle la constitución de un gobierno que lo contuviera, penalmente castigado por la ley.-

No faltaron a ésta “confusión” algunos militares llamados a prestar testimonio, como consecuencia de la presión, subestimación, menoscabo, etc. de que hizo gala el Fiscal que contrasta con el conjunto de este Alto Tribunal.

La omisión deliberada e intencional de la guerra y de sus actos universalmente reconocidos, tales como bajas de combate, prisioneros de guerra, desaparecidos, etc.

fue llevada a cabo para encuadrar a sus protagonistas en CONVENIOS, TRATADOS y LEYES PARA TIEMPOS DE PAZ, (DERECHOS DE PAZ) QUE, OBVIAMENTE, NO CONTEMPLAN EL FENOMENO DE LA GUERRA Y SUS CONSECUENCIAS.

EL ESTATUTO DE ROMA, INCORPORADO A LA LEGISLACION NACIONAL, OMITIDO ARBITRARIA E INTENCIONALMENTE, ESTABLECE TAXATIVAMENTE LAS LEYES DE LA GUERRA Y LA RESPONSIBILIDAD DE LOS COMBATIENTES (DERECHOS DE GUERRA).

En su articulado, debieron encuadrarse – si los hubo – “las circunstancias y los hechos” imputados a los combatientes de la guerra justa.

He sido y soy -hasta el límite de mi conciencia- un militar y político del “común denominador”, apasionado y comprometido con el ejercicio de mis responsabilidades públicas.

Como MILITAR, he sido formado para defender a la Nación, encuadrado en la doctrina, leyes y reglamentos militares de los que jamás me aparté.

En aquellas circunstancias, fui convocado por un gobierno constitucional para conducir -SIN SOLUCION DE CONTINUIDAD- las operaciones específicamente militares en desarrollo en la Zona de Operaciones “Tucumán” contra las bandas de delincuentes terroristas que mantenían fuerte presencia en el monte y ciudades, con capacidad para destinar efectivos de su organización para participar en el ataque del Arsenal “Viejo Bueno” -Bs.As. (24/XII/75) ver Anexo Pág. 72, reforzadas con la presencia encubierta de Montoneros que, a partir de principios de 1976, pasó a la lucha abierta y de superficie (Sierra de Medina, El Cadillal, Choromoro, calle Azcuenaga, etc..) en coordinación y apoyo del ERP.

Al respecto, me permito rescatar párrafos de una carta reciente, publicada en los medios locales, de una madre relatando la muerte de su hijo, víctimas del accionar subversivo:

EL “GOLPE MILITAR” DEL 24/III/ 76 NO MODIFICÓ NI INTERFIRIÓ LAS actividades militares y, posteriormente, político-militares en la EN LA ZONA DE OPERACIONES.-

La unificación del gobierno provincial con la conducción militar –bajo un solo comando- respondió a exigencias operacionales exclusivamente, orientada a atacar en forma coordinada –política y militarmente- las causas reales que dieron origen y vigencia al fenómeno subversivo, y proveer el máximo de seguridad a la población, objetivo primario de mi preocupación y acción.

Como POLITICO, he sido evaluado y juzgado reiteradamente por una inmensa mayoría de tucumanos que me encumbraron electoralmente, en todos los cargos públicos de la Provincia y su representación ante la Nación, constituyendo un hecho inédito en la historia militar contemporánea, que un comandante de tropas que libró combates, sea elegido por el voto popular, en el mismo campo de batalla (Provincia de Tucumán).

EN EL EJERCICIO DE LOS CARGOS PUBLICOS, he sido investigado “a fondo”, por similitud a mis dolencias físicas, recurriendo a personajes desconocidos ajenos al medio -ignotos contadores y médicos- que excedieron el límite de la ética profesional, en menoscabo de las excelencias profesionales Tucumanas, cuyo prestigio superó las fronteras comarcanas y aún del País; hurgando en mi vida desde la tumba de mis padres, toda mi existencia privada y la de mis hijos CON RESULTADOS NEGATIVOS, no descartando que llegarán hasta mis nietos.

RESPECTO A LA DETENCIÓN DEL EX SENADOR GUILERMO VARGAS AIGNASSE, debo señalar -una vez más - que la orden impartida y cumplida, inexcusable e insoslayable, pormenorizada hasta en sus menores detalles conducentes a la detención del causante, sin opción alguna de cambio, estaba dirigida sólo a prevenir cualquier tipo de reacción inmediata de potenciales opositores, para lograr el tiempo necesario de consolidación de la Junta Militar en el ejercicio del poder.

La medida debía durar solo unos días, pero no tenía - ni en su letra ni en su espíritu - intención alguna de mortificación y, mucho menos, de la eliminación física de persona alguna, terminantemente prohibida por la Constitución, las Leyes y Reglamentos, aún en situación de guerra y bajo estado de sitio.

La lista de personas a detener, ordenada por la Junta Militar, debió ser confeccionada -probablemente- por algunos de los Organismos de Inteligencia de la CONDUCCION NACIONAL, con asiento permanente en la jurisdicción.

El régimen carcelario y las autoridades que debió “soportar” el citado Vargas Aignasse, hasta su liberación ordenada por la Junta Militar, fueron instituídas por el gobierno democrático del señor Juri, sin modificación alguna de mi parte, atento al poco tiempo trascurrido desde mi asunción al cargo, y el ejercicio pleno de mis nuevas responsabilidades de conducir los Operativos “Lamadrid”.

Reitero, hasta donde alcanza mi memoria que solo en 2 oportunidades visité la unidad carcelaria de Villa Urquiza; la primera, interesándome en el alojamiento de los detenidos políticos.

En la segunda, en oportunidad de mi despedida de la Provincia y de los cargos asumidos, con la misma intencionalidad, el 12 de diciembre de 1977.

Hasta donde es de mi conocimiento, ningún liberado de la cárcel de Villa Urquiza – durante mi mandato - denunció ni hizo constar por profesionales de la salud, signos de tortura alguna.

Tampoco la esposa del ex Senador - en las dos oportunidades que tuvo de contactarse con su esposo, observó ni denunció maltrato alguno; solo “nerviosismo”, quizás propio de quién se sabe delator de sus “compañeros de ruta” ante quienes –tarde o temprano- debía “dar la cara” porque conocía que su “colaboración”, había trascendido el ámbito carcelario.

El traslado del citado Vargas Aignasse, en un vehículo de la unidad carcelaria a su domicilio, fue a su expreso pedido; todo hace suponer producto del temor por las consecuencias de su delación, por parte de sus delatados.

El “primer secuestro”, como lo denominara el señor Fiscal a la detención del causante, no se compadecería, de manera alguna, con el tiempo dispensado al citado para vestirse despaciosamente, despedirse de cada uno de sus cinco hijos y de su señora esposa, según testimonios ofrecidos por un testigo del Fiscal.

Hablan los testigos vivos y muertos sobre la excarcelación del citado Vargas Aignasse; algunos, presenciales del “hecho”, según consta en autos de la Justicia Federal y Militar y en ámbitos policiales (comisarías); solo el Fiscal “baraja” otras hipótesis, explotando el tiempo transcurrido, la avanzada edad y formación de algunos testigos, pretendiendo influir en la opinión pública lo que no pudo probar en este estrado, como una expresión mas de su resentimiento para con mi persona.

El Juez Federal interviniente en oportunidad del “hecho”, me notificó oficialmente y poco tiempo después del mismo, los resultados obtenidos de sus diligencias, concordantes con la Justicia Militar, según obra en autos.

Al señor Vargas Aignasse no lo vi ni traté en mi vida, y no obraba en mi poder ni en los organismos que comandaba, antecedente alguno sobre sus actividades.

CONSECUENTEMENTE, NO HABÍA RAZÓN POLÍTICA, MILITAR O PERSONAL ALGUNA PARA PROLONGAR SU DETENCIÓN.

Descarto la posibilidad de haber agraviado su persona; los términos utilizados son propios del lenguaje popular y jerga de los montoneros para con sus delatores; si así no fue entendido, mis sinceras disculpas.

A LOS JUECES QUE HOY TOCA LA RESPONSABILIDAD DE JUZGAR MIS CONDUCTAS -A PESAR DE NO SER MIS JUECES NATURALES- ME PERMITO SEÑALAR QUE, MAS ALLA DEL ALTISIMO HONOR DE SER JUECES DE LA NACION, TAMBIEN LES CABE EL PRIVILEGIO DE SER JUECES DE LA “CUNA DE LA INDEPENDENCIA” EN PELIGRO CIERTO DE SER CONVERTIDA - DESDE LOS MONTES TUCUMANOS - EN “LA SIERRA MAESTRA ARGENTINA” POR LA AGRESION MARXISTA-LENINISTA QUE PROCURABA CONVERTIR A LA ARGENTINA HISTORICA EN UN NUEVO SATELITE DEL COMUNISMO INTERNACIONAL, RECLAMANDO SU SOBERANIA A NIVEL MUNDIAL.

SOY UN PERSEGUIDO POR LOS DERROTADOS DE AYER EN LA GUERRA JUSTA Y NECESARIA Y EN LAS URNAS TUCUMANAS, HOY ENCUMBRADOS –EBRIOS DE RENCOR Y DE VENGANZA- EN LOS MAS ALTOS CARGOS DEL GOBIERNO NACIONAL Y PROVINCIAL -EXPLOTANDO EL CALOR OFICIAL- PRESIONANDO A LA JUSTICIA, CON LA PRESENCIA PERMANENTE DE PERSONAJES DE ELEVADO PODER POLITICO, EN AMBITOS JUDICIALES, VIOLENTANDO TODOS LOS PRINCIPIOS DEL DERECHO PENAL, NACIONAL Y UNIVERSAL, COMO INSTRUMENTO DE SUS INCONFESABLES FINES DE DESTRUIRME COMO CIUDADANO, MILITAR Y POLITICO.

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