viernes, 4 de junio de 2010

INICIATIVA DEL MINISTERIO DE DEFENSA

Promete Garré que se construirá un submarino nuclear en el país
Un reactor diseñado por Invap será incorporado a una nave de la Armada

Anuncio. la ministra de defensa, nilda garre, habla ayer a los periodistas en el ministerio de defensa.

En una decisión política de trascendencia internacional, el Gobierno informó que se dotará de propulsión nuclear a buques de la Armada.

Al igual que lo anunciado en septiembre del año pasado por el presidente de Brasil, Lula da Silva, el Gobierno prometió avanzar en la fabricación de un submarino nuclear.

Ese motor, que otorga múltiples ventajas militares, también podrá ser diseñado para navíos de superficie.

Así lo anunció la ministra de Defensa, Nilda Garré, durante un encuentro con periodistas en el Edificio Libertador.

"La propulsión nuclear en una de nuestras unidades comenzaría a cambiar la matriz energética", explicó la funcionaria.

Agregó que el objetivo es que el proyecto esté muy encaminado cuando termine el mandato de Cristina Kirchner.

En el Gobierno aclararon que no se trata de la construcción de armas de destrucción masiva, prohibidas en la región a partir del tratado de no proliferación nuclear.

El proyecto, ya con cierto nivel de avance, se centra sólo en los sistemas de propulsión.

Se empleará para eso el desarrollo de un reactor ideado por el Invap y que podría estar en servicio en 2013.

La incorporación de ese reactor a un navío demandaría un par de años más.

Brasil estima que su prototipo de submarino nuclear navegará en 2020.

La Argentina aspira a tenerlo antes.

"Queremos recuperar las capacidades que el país tuvo en el sector científico, tecnológico e industrial; la Argentina no puede quedar al margen de esa tecnología", afirmó Garré en un brindis por el Día del Periodista, que se celebra el lunes próximo.

Durante el diálogo con la prensa, la ministra repasaba los proyectos llevados adelante durante su gestión cuando sorprendió con la referencia a la propulsión atómica como meta.

Fue al mencionarse la vieja iniciativa de la Armada de contar con submarinos nucleares.

Garré dijo que esa posibilidad está hoy más cerca.

Después lo repitió frente a los micrófonos y con los jefes militares como espectadores.

Si bien no se dieron mayores detalles, LA NACION pudo saber que el proyecto ya fue consensuado con la Casa Rosada y la Cancillería. Así, Garré hizo público un trabajo que ya está en marcha.

La piedra fundamental es el reactor Carem desarrollado por Invap, que emplea como combustible uranio enriquecido.

La propuesta de Invap es realizar ese prototipo para su venta al exterior, como generador de energía.

Claro que en su desarrollo mucho tuvo que ver el sueño naval de su submarino nuclear.

El Carem fue diseñado a partir de la idea de técnicos navales para incluir un reactor de esas características en los submarinos comprados a Alemania en la década del 70.

Uno de los científicos relacionados con la Armada que trabajó más profundamente en ese proyecto militar está también hoy presente en el diseño del Invap.

Fuentes navales ratificaron ayer que la Armada trabaja en el proyecto anunciado por Garré.

Para la ministra se trataría de un salto tecnológico de vital importancia.

Sólo las potencias nucleares cuentan con buques a propulsión nuclear.

Brasil se encaminó a sumarse a ese grupo, al menos con el uso de sistemas de propulsión sobre la base de uranio enriquecido.

El año pasado fue la India la que se incorporó al selecto club de submarinos nucleares compuesto por los Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia.

Aunque lleve armamento convencional de torpedos, un sumergible de esas características tiene como ventaja fundamental el hecho de que puede permanecer varios días bajo el agua.

Eso lo vuelve, en la práctica, indetectable.

Los submarinos convencionales deben recargar energía con diarias navegaciones en superficie, situación que lo vuelve vulnerable.

El reactor será el Carem.

¿Cuáles son las posibilidades reales de incorporar ese sistema a un buque argentino?

El antiguo proyecto de la Armada tendría una solución a mano.

Es que esa iniciativa estuvo pensada para los submarinos TR1700, cuya serie de construcción quedó frenada hace más de 20 años.

Ese modelo y el "Carem naval" se diseñaron para ser compatibles.
Hoy está en servicio un viejo submarino.

Otro está en reparaciones.

Pero un kit nuevo de TR1700 quedó en las astilleros Tandanor-Domec García, en espera de ser ensamblado.

La propia presidenta Cristina Kirchner escuchó hace un par de meses una propuesta de ese astillero para armar esa submarino a un costo de 50 millones de dólares, El Ministerio de Defensa solicitó un presupuesto para observar la viabilidad de ese trabajo.

Sería la plataforma elegida para probar la propulsión nuclear.

La primera movida en ese sentido la dio Brasil.

En su plan de modernización de sus sistemas militares, Lula optó por una alianza estratégica con Francia que le permitirá contar con su propio submarino nuclear.

El anuncio realizado por el presidente brasileño tuvo como inicial repercusión la inquietud argentina.

Contactos con Brasil

Varios ministros viajaron de Brasilia a Buenos Aires para explicar el alcance de la operación y la intención de Brasil de jugar en la mesa de los países poderosos, por lo que la apreciación de sus dirigentes es que debían contar con armamento de vanguardia para "poder decir no", tal como fue el mensaje transmitido a las autoridades argentinas.

Luego de ese primer rechazo, el Gobierno buscó acercarse al proyecto brasileño para negociar alguna participación.

En 2008 hubo conversaciones en los ministerios de Defensa de ambos países, aunque finalmente se optó por seguir caminos independientes.

En los años 70, la Argentina y Brasil empezaron una fuerte competencia por alcanzar el desarrollo de un submarino nuclear.

Los desarrollos de los proyectos de las dictaduras que comandaban entonces ambos países quedaron archivados hasta que Lula reflotó la idea.

Y la Argentina miró de nuevo sus propios papeles.

"Siempre estuvimos más avanzados que Brasil en la carrera por la tecnología nuclear, con la decisión política estamos en capacidad de hacer ese submarino o un buque con ese sistema de propulsión", dijo una fuente naval importante.

CLAVES 2013 Puesta en servicio del reactor

La empresa Invap terminará ese año el reactor nuclear Carem, diseñado a partir de una idea de motor naval.

2015 Pruebas en un navío

En ese año podría colocarse un reactor nuclear en un navío, posiblemente un submarino TR1700.

Salto tecnológico . Según la ministra de Defensa, Nilda Garré, esta decisión provocaría una recuperación de tecnología militar de vanguardia, ya que sólo los Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, Francia, China y la India cuentan con buques o submarinos a propulsión nuclear.

Carrera con Brasil .

El anuncio argentino llega dos años después de que el presidente brasileño, Lula da Silva, anunciara el proyecto de submarino nuclear que su país construirá con apoyo técnico de Francia.

Armas convencionales .

El sistema proyectado no incluye armamento nuclear, sino un sistema de propulsión basado en uranio enriquecido.


De la mano de Francia, Brasil ya desarrolla su propio proyecto
Entraría en funcionamiento a partir de 2021 y es la "joya" del plan de defensa de Lula


Convencido de su nuevo papel en el mundo como potencia emergente, Brasil ha multiplicado su capacidad defensiva en los últimos tiempos.

El ambicioso Plan de Defensa Nacional, presentado con bombos y platillos en septiembre pasado, rescató un viejo sueño del gigante sudamericano:

la construcción de un submarino nuclear. Un sueño que, si se cumplen los plazos, se hará realidad a partir de 2021.

Con un presupuesto de más de 8000 millones de dólares, el proyecto del submarino nuclear tomó forma en el marco del millonario convenio militar suscripto en septiembre entre Brasil y Francia.

El gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva eligió a París como socio militar preferente por la transferencia de tecnología que le ofrecían los franceses, frente a otros candidatos, como Rusia, más reacios a conceder esa transferencia de tecnología militar.

El convenio firmado con Francia, cuyo monto total supera los 12.000 millones de dólares, incluye la compra de cuatro submarinos convencionales Scorpène y 50 helicópteros de transporte EC-725.

La colaboración francesa se centrará en la parte no nuclear del submarino (la fabricación del casco), dado que Brasil cuenta ya con la tecnología suficiente para desarrollar el ciclo completo del enriquecimiento de uranio.

Hace dos semanas, el responsable del programa de propulsión nuclear de la marina brasileña, André Luis Ferreira, anunció que el país estará preparado este mismo año para desarrollar ese ciclo completo, desde la extracción del mineral radiactivo hasta la fabricación final del combustible en grandes proporciones, por lo que el suministro para el submarino nuclear está así garantizado.

Las autoridades brasileñas estiman que el submarino nuclear, cuya construcción comenzaría en torno a 2015, podría entrar en funcionamiento entre 2021 y 2022.

Según el ministro de Defensa, Nelson Jobim, la apuesta militar del país es meramente "disuasiva".

Uno de los argumentos del gobierno para la construcción del submarino nuclear se apoya en la protección de las grandes reservas de petróleo descubiertas recientemente en aguas muy profundas del Atlántico (conocidas como campos presal).

Según las primeras estimaciones, se trata de un "tesoro" energético de unos 50.000 millones de barriles de crudo.

Algunos expertos brasileños en asuntos militares, como Roberto Godoy, consideran que esa ingente inversión militar del gobierno de Lula otorgará al país "el mayor poder de fuego naval de América latina".

Sea o no solamente una estrategia "disuasiva", lo cierto es que esa apuesta ha situado a Brasilia a la cabeza del gasto militar en América latina en 2009, según el informe del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (Sipri) divulgado esta semana.

Brasilia comprometió más de 27.000 millones de dólares en armamento el año pasado, un 16% más que el año anterior, por delante de Colombia (10.000 millones) y de Chile (5600 millones). Estos dos países, sin embargo, dedican todavía un mayor porcentaje de su PBI que Brasil al gasto militar.

La Argentina figura en sexto lugar en la región, con un gasto en 2009 de 2600 millones de dólares, un 6,5% por debajo de lo que invirtió un año antes.

El repunte en el gasto de países como Brasil, Colombia o Ecuador (Venezuela lo redujo un 25%) provocó un preocupante aumento de la inversión militar en América del Sur del 7,6%.


Iniciativa para reequipar a las FF.AA.

Los ecos del Bicentenario rebotaban aún en el Edificio Libertador.

El entusiasmo del público frente al desfile de militares en uniformes históricos llevó a la ministra de Defensa, Nilda Garré, a definir:

"La reconciliación llegó de la mano del pueblo".

La funcionaria explicó que en ese paso de tropas por la avenida 9 de Julio pudo verse la madurez en dos sectores antagónicos, que compartieron un cercano espacio físico sin que hubiera ni siquiera agresiones verbales entre aquellos que veían el desfile militar y los que estaban en el stand de las madres o de las abuelas de Plaza de Mayo.

Con ese antecedente, liberador de presiones, la ministra se focalizó en definir las potenciales modernizaciones del instrumento militar.

Para eso se espera que en novimebre próximo esté listo el informe de planeamiento por capacidades, que reemplaza el trabajo basado en hipótesis de conflicto.

Esa evaluación definirá las prioridades de compras militares, que en el caso argentino están rezagadas con relación a la antigüedad de los sistemas de armas y en comparación con los países vecinos.

"De esta manera se pueden prever nuestras adquisiciones, el recurso humano en las cantidades y especialidades que tendremos que tener; y todo muy de la mano de una recuperación del área científico tecnológica, que estaba desarticulada, muy desmantelada, y que sufrió las consecuencias de políticas nacionales que también afectaron seriamente al sector de la defensa", dijo Garré.

Por lo pronto, en estos días visitan el Ministerio de Defensa representantes del gobierno alemán, con los cuales se buscará un acuerdo para la modernización de unidades del Tanque Argentino Mediano (TAM) del Ejército.
En la Armada se trabaja en la ingeniería básica para las patrulleras de alta mar, además de empezar con el diseño de un buque polar de posible construcción en la Argentina.

Más allá de esa iniciativa, la ministra confirmó que se procura la compra de un buque polar usado, para colaborar con la campaña antártica del rompehielos Irizar, que volvería a navegar el año próximo.

También aseguró la funcionaria que el gobierno ruso abrió un crédito para la compra de otros tres helicópteros Mi17, además de los dos ya adquiridos para misiones en la Antártida.

También anunció que antes de fin de año estará disponible un prototipo del radar de 3D fabricado por el Invap. Será desplegado en la frontera norte, para colaborar con la lucha contra el narcotráfico.

También apareció otro proyecto para ser desarrollado por el Invap, vinculado con la radarización.

Se montarían radares en vehículos aéreos no tripulados.

Esa propuesta está en etapa de diseño y llevaría 24 meses su puesta en servicio.


La oposición, entre las duras críticas y la ironía

La decisión del Gobierno de construir un submarino de propulsión nuclear, confirmada por la ministra de Defensa Nilda Garré, mereció ácidas y duras críticas de la oposición.

Luego de reponerse de la sorpresa ante la consulta, legisladores y dirigentes de distintos partidos políticos cuestionaron la oportunidad de la medida, y afirmaron que el uso de energía nuclear "no está entre las prioridades del país".

El más sarcástico fue, una vez más, el senador cordobés Luis Juez (Partido Nuevo).

"Cristina no puede emparchar siquiera un bote de goma... No nos pueden vender el verso del tren bala debajo del agua", ironizó el senador y miembro de la comisión de Defensa de la Cámara alta.

"Le pedimos prudencia al Gobierno", agregó Juez.

El ex ministro de Defensa, Ricardo López Murphy, apuntó a la "necesidad de un plan para las Fuerzas Armadas, que incluya la recuperación y reparación del material con el que ya contamos, antes de embarcarnos en una tecnología realmente muy complicada".

Para el ex líder de Recrear y hoy titular de Convergencia Federal, "las prioridades logísticas pasan por otro lado, como reparar helicópteros para las Fuerzas Armadas y la Marina.

A todas luces, parece una decisión que excede mi racionalidad".

Coincidió Patricia Bullrich, diputada de la Coalición Cívica, para quien "la Argentina no tiene que hacer o preocuparse por un submarino, sino diseñar un plan de renovación tecnológica y armamentística de las Fuerzas Armadas".

Según la diputada, "el uso de la energía nuclear, que está en discusión en todo el mundo, debe encuadrarse en los pactos internacionales.

En este caso, parece una medida aislada".

El senador radical Arturo Vera (UCR-Entre Ríos) también manifestó sus reparos a la decisión gubernamental de impulsar la construcción de un submarino nuclear con tecnología nacional.

"Suena a anuncio grandilocuente.

Las Fuerzas Armadas están vaciadas y no hay voluntad política para darle los elementos e insumos básicos.

Menos habrá dinero y voluntad para un emprendimiento de este calibre", afirmó el senador entrerriano, actual vicepresidente de la comisión de Defensa, del Senado.


Un plan que genera dudas

La Argentina es el país de América latina más avanzado en materia de tecnología nuclear.

La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) acaba de cumplir 60 años y muestra una continuidad muy importante, más allá de las dificultades y los conflictos sufridos por el país en las últimas décadas.

Invap tiene logros sin precedente en la región, y exporta tecnología y reactores a diversos países.

El país tiene en términos científicos y tecnológicos la capacidad no sólo de tener un submarino nuclear, sino también el arma nuclear, en caso de que tomara la decisión de hacerlo.

Ello sería un grave error. Un activo importante del país en este campo es la certeza ante el mundo del uso pacífico de esta tecnología.

El submarino nuclear lo es por su sistema de propulsión y no porque lleve misiles nucleares.

Este es el concepto con el cual desde hace décadas, con una continuidad que va desde el gobierno militar hasta Lula, Brasil viene desarrollando el proyecto del submarino nuclear.

Requiere una inversión muy grande y en el caso de Brasil implica un acuerdo tecnológico con Francia.

En la política brasileña como actor global, que contempla una dimensión estratégica como la de China, Rusia y la India, en el marco de la cual se inscribe su propósito de ser miembro permanente del Consejo de Seguridad por América latina, el submarino nuclear tiene un significado importante.

Como lo explicó el ministro de Defensa brasileño, Nelson Jobim, al visitar el año pasado Buenos Aires, el proyecto tiene que ver con el rol del país en el mundo, la necesidad estratégica de dar seguridad al litoral marítimo en función de los recientes hallazgos de petróleo y la conveniencia de potenciar el desarrollo científico y tecnológico.

Pero entre la Argentina y Brasil hay diferencias.

El Sipri, un centro de investigaciones sobre el gasto militar con sede en Estocolmo, acaba de presentar esta semana su informe anual, de acuerdo con el cual el gasto militar brasileño es diez veces mayor que el de la Argentina, aunque el PBI lo sería sólo cinco veces más.

Con un gasto en defensa tan limitado y que además ha estado disminuyendo en términos reales, no parece claro cómo la Argentina financiará un proyecto de esta envergadura.

Las Fuerzas Armadas muestran limitaciones importantes en materia presupuestaria para el mantenimiento y funcionamiento de sistemas que en muchos casos ya están obsoletos.

Por último, una decisión de tener un submarino nuclear puede ser percibida como destinada a tener una cierta competencia estratégica con Brasil, algo que en mi opinión hoy carece de sentido.

La decisión de construir un submarino nuclear requiere una evolución profunda y meditada, que debe ser revisada en función de las prioridades y necesidades básicas de la defensa argentina y de los intereses de la política exterior.

Lo peor que podría suceder es que un anuncio de esta envergadura después se diluyera, por la simple razón de que el país habría aparecido ante el mundo sin la consistencia necesaria en una materia muy sensible y trascendente.

Además, esta información se conoce sólo cuatro días antes de que se reúna la Asamblea de la OEA, que tratará el tema de la reducción del gasto militar en la región para evitar el riesgo de una carrera armamentista.


Guido Braslavsky