viernes, 5 de marzo de 2010

ALGO LE FALTA A LA REINA

(Por qué Cristina está tan alterada)

Tengo perfectamente en claro el concepto "no hieras a una mujer ni con el pétalo de una rosa".

Toda mi vida se rigió por a ese concepto esencial de un hombre bien nacido.

No es pues mi intensión de herir a nadie sino simplemente hacer un análisis de los acontecimientos tan insólitos, casi increíbles, de la conducta anómala de la presidente y que originan situaciones sin precedentes que están ocurriendo últimamente en la política de nuestro cada vez más sufrido país.

En varias notas se analizó el escandaloso discurso de la presidente Cristina Fernández de Kirchner en la inauguración del 128º periodo de sesiones ordinarias de la Asamblea Legislativa y el que pronunció dos días después.

En el primero nuevamente Cristina incurrió en parcialidades y gruesos olvidos por no tener una ayuda memoria para guiarse en lo que va a pronunciar.

Y es así que se olvidó de hacer referencia en su retrógrado discurso.

(Retrógrado no por la calificación de su contenido sino porque se refería principalmente al pasado y no al futuro) de muchos temas candentes.

Ya no impresiona a nadie que hable sin ayuda memoria.

Es más, probablemente por ello dice tantas cosas sin sentido, inconducentes y repetidas en todos sus discursos.

Omitió hablar nada menos que de la pobreza, la indigencia, la institucionalización, la inseguridad y fundamentalmente de la inflación.

En el discurso siguiente simplemente básicamente dio a entender que desconocería los fallos judiciales en contra de sus decisiones.

Esta Asamblea debe ser la más extraña e insólita de nuestra Historia.

Además del recconto de lo que pasó y nada de lo que estaba previsto para este año, mientras la presidente hablaba, caían de los balcones superiores volantes arrojados por sus simpatizantes y barras adictas, con leyendas impropias de un pueblo civilizado en una ocasión tan solemne como la que nos ocupa.

La leyenda de estos volantes decían “Que la sigan chu……………o” (Una acción que popularizó el DT de la Selección Nacional) -Aguante Cristina-.”

¡Qué nivel!

Pareciera que todo lo relacionado con los Kirchner refleja incultura y vulgaridad.

Pero por otro lado, no podemos negar que Cristina lucía bastante atractiva en su vestido azul.

¡Pero esos cabellos caídos sobre los hombros!

Ese es un peinados de una veinte o treintañera.

No precisamente de una señora casi sexagenaria y de una altísima investidura.

No hay nada más ridículo, casi grotesco, ocultar la edad y que se note.

Buscar reducir la edad de esa manera es infantil y vuelvo a repetir, casi grotesco.

Hay que llevar los años con dignidad y si se busca disminuirlos, debe ser de manera que no se note, que sea imperceptible.

Recuerden que una periodista la llamó “cara de plástico”.

¿Será por sus múltiples retoques estéticos o por su cara inmutable ante sus flagrantes y evidentes mentiras?

Cristina es una escondedora consuetudinaria.

Esconde todo, buscando disimular o engañar: el INDEC, su fortuna, su edad, entre otras cosas.

Esconde todo pero lo esconde mal, desprolijamente.

No es precisamente transparente como debería serlo una mandataria.

Pero además en los discursos se la volvió a ver enojada, crispada, tensa y agresiva.

Gesticulaba y movía los brazos como si fuera propietaria de un stand de venta verduras en una feria de barrio, discutiendo por el precio de las cebollas y los zapallitos con una clienta.

Muy enojada, con los nervios a flor de piel, inclusive en oportunidades apretaba las mandíbulas y mostraba los dientes como un gato enfurecido.

(Cuando me refiero a gato me refiero al felino doméstico y no a la otra acepción de la palabra).

Es evidente que Cristina estaba sumamente alterada.

No reflejaba equilibrio ni paz interior.

Probablemente ve que el fin de su reinado se acerca peligrosamente…y con ello, el tener que rendir cuentas.

De acuerdo a Freud ese estado es característico de las mujeres que sufren neurosis histérica, cuando entran en el climaterio o cuando tienen una necesidad psíquica o física determinada.

Todo indicaría que se trata de una necesidad física insatisfecha.

¿Que habrá pasado?

¿Será la afección de la carótida de Néstor?

¿O será que Néstor no comió cochinillo últimamente?

¿O si lo hizo, pero no lo hizo en cantidad suficiente?

¿O lo más probable es que la relación cochinillo-sexualidad es una historieta más de las tantas de Cristina?

Todo indicaría que Néstor Kirchner está incumpliendo con sus deberes.

Sabemos que el ex presidente hace lo que quiere y no lo que debe.

En este caso Néstor debería hacer un esfuerzo aunque no quiera, debería poner un poco más de voluntad y empeño en ello y si no puede, como es un hombre de múltiplos y variados recursos, buscar una solución alternativa a ello.

Las consecuencias de esa inestabilidad la paga como siempre el sufrido pueblo argentino.

Es imperioso que Cristina recobre el equilibrio emocional y físico perdido. Nuevamente depende en este aspecto como en todo lo demás, de su titiritero.

Cristina debería calmarse, se comprende que está viviendo tiempos difíciles, un verdadero corte de alas en su futuro… pero así funciona la democracia tantas veces hipocráticamente invocada por ella.,

Deseamos sinceramente ver a una presidente relajada, no tensionada, calma, que transmita paz y tranquilidad, alegre y sonriente.

Su esposo, el que maneja los hilos de su actuación privada y pública, tiene una enorme responsabilidad en este tema.

Su psiquiatra debería controlarla más y aumentar la medicación para reducirle la sobrexcitación y reducir su verborragia insubstancial y absolutamente irresponsable.

De lo contrario terminaría seguramente con un chaleco de fuerza.

En estos discursos, la presidente anunció entre otras banalidades, alegremente, la comisión de delitos en lo que respecta a los fondos.

Está al margen de la ley y de la Constitución.

Varios juristas constitucionalistas así lo aseguran.

Imprudentemente quiso salir de una crisis y se metió en una crisis de muchas mayores proporciones.

En ésta, no sólo se burla de la oposición, sino de todo el pueblo argentino.

Aumenta el conflicto entre los Poderes del Estado en vez de tratar de disminuirlo e incrementando la ya alta conflictividad institucional y social.

¿Pueden ser sus asesores y consejeros tan estúpidos o lo estarán haciendo a propósito?
¿Es Néstor tan irresponsable?

Alfredo Raúl Weinstabl