sábado, 23 de febrero de 2013

A ELLOS:
 


A ellos, que vistieron el uniforme de la patria con honor. 


A ellos,  que un día la patria les reclamó que den su vida. 

A ellos, que  emprendieron una lucha difícil contra un enemigo claro, que hoy se le
pretende ver como monaguillos del bien. 


A ellos, que obedientes se  avinieron a defender la patria sin ningún interés particular, de  rangos, de cargos, económicos, solo a luchar por defensa de la nación
contra un enemigo que levantó sus armas, vistiendo uniformes, teniendo
cargos militares, apoyo del exterior; invadiendo poblaciones, matando
civiles y militares y llevando el máximo caos al país entero.

A ellos, que hoy son desconocidos por sus propias fuerzas armadas, por
 los propios poderes de la nación, por su propio presidente. 


A ellos, que en silencio llevan el peso de la cruz de una guerra que han
 triunfado en honor a la patria y obedientes a los poderes de la
 nación. 


A ellos, que nada se les reconoce. 

A ellos, que hoy son  tratados como delincuentes. 

A ellos, que a pesar del interés malicioso del trato que le dan los hombres que detentan los poderes del estado,  como grandes soldados se avienen a soportar este peso injusto. 

A ellos, que la historia sabrá darles el honor que hoy detrás de un  manto blanco o detrás del interés particular del gobierno, pretenden desconocerles. 

A ellos, que lo único que han sido, son simplemente  soldados.

A ellos, que mantienen el carácter de hombres castrenses amantes de
sus fuerzas armadas, sirvientes de la patria creyentes en haber
cumplido el mandato de la nación. 


A ellos, que son obligados a someterse como presos comunes y ser agredidos en cada trato que se les  brinda. 

A ellos, que no les otorgan ni derechos a defenderse en el marco de las normas que corresponden. 

A ellos, que los han alejado de  sus familias y tratados como presos y sin pena alguna encerrados en cárceles comunes y en muchos casos por una década. 

A ellos, que bien  saben hasta los propios autores de esta persecución injustificada, que  resultan ser grandes soldados. 

A ellos, que la templanza los acompaña.

A ellos, que no esperan nada de la nación y solo entienden haber  cumplido con su mandato como soldados en un conflicto en donde su  propia patria le ordenó actuar.


A ellos, que actuaron obedientes en  forma castrense. 

A ellos, que deben culminar sus días sin el deber de una nación en rendirles honor y solo esperando el momento del  encuentro de los clarines celestiales que sonarán dando cuenta del  verdadero reconocimiento en justicia que Dios les tiene. 

A ellos, que la historia, sin duda, no podrá olvidar y deberá rendir el reconocimiento debido.

A ellos, que como mi padre, fueron y son grandes y orgullosos soldados de una patria que los ha olvidado, no porque no los reconozca, sino porque grupos que buscan su interés particular y pecuniario, conjuntamente con un gobierno parcial y lejos de los intereses del pueblo, han nublado la verdadera historia, la han distorsionado y
pretenden transformar a los verdaderos monstruos de esa guerra en monaguillos sirvientes del bien.

Entonces, a ellos, los grandes soldados que hoy injustamente enfrentan juicios sin sustento constitucional, ausentes de todas las garantías y con una parcialidad manifiesta frente a la gran presión del poder ejecutivo; a ellos, a estos soldados de la patria, es mi gran deseo que tengan una navidad cercana a Dios, esperando un año nuevo, que lesmantenga el valor que los ha hecho, a cada uno, 


UN GRAN SOLDADO..


VEN A MI CASA ESTA NAVIDAD 



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