Milani sería jefe del Ejército a fin de año y purgaría a varios generales no confiables
El 29 de mayo, el día del Ejército se celebró en el Colegio Militar.
Fue el Director de Inteligencia y mano derecha de la Ministra de Defensa Nilda Garré, el General César Milani, el encargado de recibir a la Presidente.
El influyente general comentó luego a sus oficiales allegados:
"Ahora voy por todo".
Dos días después, su compañero de promoción Hugo Bruera fue echado de la Secretaría General del Ejército.
Sus presuntos contactos con Eduardo Duhalde y el Momo Jerónimo Benegas fueron denunciados por Milani ante Garré y ésta decidió pasarlo a disponibilidad.
Pero Bruera, cantor de tangos -de allí su Alias "Tanguito"-, consiguió hablar con la Ministra y ésta le perdonó la vida mandándolo a Perú, a la antesala del retiro, como representante de Argentina ante la Conferencia de Ejércitos Americanos.
Hacia la Jefatura del Estado Mayor, sin escalas.
Todo el Estado Mayor sabe que las finanzas del Ejército las maneja Milani, sindicado como socio de Garré en negocios varios, como las ventas de inmuebles comprados con fondos reservados de Inteligencia.
Hasta el Jefe de Estado Mayor, general Luis Pozzi, cada vez que tiene que resolver un problema presupuestario, se dirige humildemente al despacho del Director de Inteligencia, que es el único general que habla con Garré sin intermediarios.
En la Casa Rosada dan como un hecho que, por los servicios prestados a la causa K, Milani sería Jefe del Estado Mayor, tal vez a fin de este año, aunque Garré cambie de ubicación en el esquema de poder.
Claro está que aquel hombre meticuloso se propondría llegar a la cúspide de su fuerza descabezando a todos sus potenciales adversarios.
La purga dejaría fuera de carrera a varios generales de Caballería e Infantería, entre ellos el Comandante Operacional del Estado Mayor Conjunto, Daniel Camponovo, más antiguo que Milani.
La lista negra incluye tanto adversarios del poderoso Director de Inteligencia como sospechosos de estar vinculados a la UCR o al PJ disidente.
Los pases a retiro de los generales no confiables también tienen un alto valor como ejemplo:
son mensajes que paralizan a muchos oficiales que, para no perder su carrera, se esmeran en mostrarse absolutamente obedientes.
El hasta ahora irresistible ascenso de Milani gira alrededor del funcionamiento del área de Inteligencia como una guardia pretoriana a su servicio que, en la práctica, es una especie de KGB que controla lo que hacen y dejan de hacer todos los generales.
La experiencia de Milani en hacer defenestrar a sus camaradas viene de larga data. Junto con el Director de Logística y ex Agregado en Venezuela, General Álvaro Carles, organizó la operación que culminó con el despido de Roberto Bendini -que estaba apoyado por Julio De Vido- de la Jefatura del Estado Mayor.
En febrero pasado, Milani dio otro de sus golpes, consiguiendo que Garré pasara a retiro al Director de Bienestar, General Hernán Prieto Alemandi, firme candidato a la jefatura de la fuerza.
Milani lanzó sus sabuesos detrás de Prieto Alemandi hasta que lo descubrieron compartiendo una mesa con Julio Cobos en el Hotel Four Seasons.
El video fue a parar a las pocas horas a manos de Néstor Kirchner y el general pagó el café con el Vicepresidente con su carrera.
En Olivos hay quienes prevén un convulsionado 2011.
Milani y su equipo de espías son una de las cartas decisivas con que contaría el kirchnerismo para presionar a sus adversarios electorales.